jueves, 11 de noviembre de 2010

Sentimientos al vacío VI: Soledad...

Por un momento permaneció inmóvil, impávido mirando al infinito de una estéril imagen en movimiento parida por el vetusto televisor que iluminaba el comedor de su sencillo apartamento. A los cinco segundos, cuando por fin logró despertar de su espontáneo letargo, comenzó a sentir cómo el frío dolor del vacío le calaba todos y cada uno de sus huesos. Sus labios comenzaron poco a poco a cortarse, fruto del olvido del dulce rocío de un beso trémulo, sus manos se agrietaban sin sentido, quizás faltas del cariño de una sutil caricia, y la cruel soledad del que tan sólo se tiene a si mismo, destrozaba su sumiso corazón a la velocidad que mil preguntas sin respuesta sobrevolaban el infierno que moraba en su cabeza.